Desde las entrañas de la noche.

Sospecho que la noche me devorará una de estas madrugadas, sin siquiera poder reconocer el acto de fagocitar, será una simple llamada de atención o la conclusión de un juego de máscaras. Estará ella sentada a horcajadas, con indisimulado placer me consumirá como un aperitivo, un simple entretenimiento que la prepara para un placer mayor.
Sospecho que cuando pide que le cante lo hace solo como una forma de medir mi capacidad, no mide un volumen palpitante, calcula el sabor de mi estatura, pues disfruta mordiendo mis labios, me sangra la noche como un murmullo silencioso, absorte en el acto de disfrutar la morenidad de mi alma.

No alcanzaré a suplicar ni un perdón, y en realidad cuando lo digo no sale ni un sonido, tal vez halo desde sus entrañas y este es un simple acto de conmiseración con mi humanidad, ya soy parte de la digestión intrincada, la noche, un hablante que es más humor que serenidad, desesperado pienso que va a pasar en cualquier momento, y ya sucedió, fue aquella madrugada que me invitó a sentarme a su lado y sentí el estremecimiento de sus besos. 

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