Blue Jasmine
UNO. El vínculo entre Woody Allen y la literatura es una
relación de larga data. La cultura occidental ha sido una extraordinaria fuente
de inspiración, aunque siempre es posible probar una idea que propicia la
comprensión de los fenómenos humanos como una eterna representación
re-versionada de cuya primera gran eclosión debemos reconocer en el drama y la
comedia griega.
Como sea Allen es un reversionador absoluto de una
cultura erudita, donde grandes obras de la literatura o el teatro se vuelven a
representar en claves coyunturales que solamente hacen que esas tensiones
dramáticas adquieran un punto de comprensión en el presente.
Según alguna crítica en la última década los mayores
aciertos de su filmografía -como si se le pudiera reclamar una constante a
quien presenta una película al año durante casi tres décadas- se debe
justamente a adaptaciones basadas en obras literarias, "Match Point"
le debe en gran medida a la triangulación que
Dostoievsky presenta en
"Crimen y Castigo". Ahora nuevamente un texto clásico es la base que
aporta para retratar las singularidades de la naturaleza humana, sus límites,
grandezas y bajezas. "Blue Jasmine" le debe parte de su fuerza y atracción a
"Un tranvía llamado deseo".
Como
espectadores no soportaríamos reconocer que en una equilibrada existencia
hay algún interés, es justamente en la destrucción y la oscuridad donde
se presenta la atracción de los espejos. Nos miramos en ellos no para ver que tan bellos
somos, sino que para contemplar las dificultades en la armonía.
Los griegos
representaron impecablemente bien las imperfecciones humanas como parte de
procesos que fuerzan la voluntad de los hombres y mujeres a los límites.
DOS. Cuando Tennessee Williams termina de escribir en 1947 "Un tranvía llamado deseo" estaba entregando una obra fundamental del teatro contemporáneo en el que situaba en un triángulo a las hermanas Dobois con el obrero inmigrante Stanley Kowalski, pareja de la menor de las dos mujeres. El contexto de aquella obra -identificable por múltiples canales incluso para los que no hayan tenido la oportunidad de leerla o verla en teatro o cine en la clásica versión de Elia Kazan de 1951, es permanentemente referenciada en la televisión como por ejemplo el segundo capítulo de la cuarta temporada de "The Simpson" gira en torno a la adaptación comunitaria de la obra- es el proceso de postguerra en la que occidente debe asumir nuevas condiciones económicas y políticas que determinan finalmente las formas de relación social, apuntaladas por los modos de producción capitalistas que centran en la migración este-oeste la mano de obra de baja calificación que debe aportar a una nueva reindustrialización y consumo de la sociedad norteamericana.
"Blue
Jasmine" es una reversión que retrata el conflicto provocado por la
transformación radical de la existencia de la neurótica Jasmine o Janette (se
ha cambiado el nombre a petición de su marido y una anécdota que cruza toda el film), interpretado por la sobresaliente Cate Blanchett, que debe mudarse
con su hermana Ginger después de haber perdido todo su patrimonio obtenido por
su esposo en operaciones financieras fraudulentas.
Este contexto
no puede ser más significativo por las nuevas formas que ha adquirido el
capitalismo desde mediados del siglo XX hasta el presente donde la especulación
financiera es potenciada y manejada por tecnócratas que responden a los deseos
de la élite millonaria que exige resultados cuantiosos en
"inversiones" en mercados de intangibles.
En 2008 se
produjo en el mundo y en especial en EE.UU. una crisis justamente de este tipo
de mercados, de cuyas consecuencias aún viven muchas familias que apostaron
ahorros e invirtieron tras el consejo de los gurús de aquel momento. afectando
particularmente el mercado de créditos hipotecarios conocidos con los
"subprime".
Esta versión alleniana muestra las consecuencias
económicas de este periodo haciendo claros guiños al escandalo que provocó el
asesor financiero Bernard Madoff .
De la
estructura original de "Un tranvía llamado deseo" Allen organiza
motivos y caminos destacando el conflicto que gira en torno a Jasmine-Blanche, y
desde este nudo plantea distintas bajadas argumentales respetando la
narración en la obra de Williams.
TRES. Comentario
a parte requiere el desempeño de Cate Blanchett en el papel del personaje ambivalente y neurótico de
Jasmine y que la tiene como principal candidata para los premios Oscar en
febrero. Un punto a favor de su proceso para desempeñar tan destacado rol fue
que en 2009 había interpretado en un montaje de "Un tranvía llamado
deseo" para el teatro y bajo la dirección de la sueca Liv Ullmann, el
papel de Blanche Dubois
destacando el registro dramático que requiere dicho personaje.
En la adaptación
de Woody Allen el proletario que es pareja de Ginger no tiene el mismo objetivo
fundamental que sí aparece retratado en la obra original, y ella también gira de alguna manera a los requerimientos de Jasmine que la alienta a
buscar nuevos círculos sociales donde pueda encontrar un hombre que esté a la
altura de su expectativa. Es justamente este rol central de Jasmine por la que
Blanchett logra tan potente registro y de pasada reversionar las propias
preocupaciones existenciales y clínicas de la decadente y frágil mujer.
Sin duda una
gran película que debe ser vista como una refrescante manera de entender los
caminos tortuosos de la naturaleza humana.
Dirección: Woody Allen
Reparto: Cate Blanchett, Alec Baldwin, Sally Hawkins, Bobby Cannavale...