Me quemo entre tus brazos
¿Cómo
llego a quemarme entre tus brazos?
Te
pregunto, porque en madrugadas frías como esta es el mejor antídoto contra la
ilusión que provoca la soledad.
¿Cómo
llego a ese estado primigenio, en el que solamente me cubro con los pliegues de
tu piel?
Me
pregunto mientras escarbo en el recuerdo de la mañana que estuvimos esperando
la lluvia
Te dejé
ir, en un desdichado gesto, entre la bruma de la suave humedad del medio día
(no era lluvia, no era tarde, no era provocación)
Y al
fin, el destino de mis pasos me llevo lejos de ti y a maldecir la tarde que no
estabas para entibiar esa hora que soñé con la mañana que te dejé partir y
preguntar ¿Cómo llego a quemarme, otra vez, entre tus brazos?