Post data

En realidad si, es una agradable tarde de otoño. Entre tanta información desdichada, conmoción y dolor por doquier, una casa que intento reconstruir –literalmente le están haciendo una ampliación; una hija bella que exige más atención de lo que mis capacidades le pueden dar, una madre que se estresa por las tareas del hogar y el cariño que comparte con sus crios; y una chica que es una fuerza torrencial –pero que parece que esta a la deriva y no se da cuenta que tiene una poderosa brújula que la sostiene.
Resulta que en tarde como esta en que uno se encuentra suspendido de valor, que el sol entibia el frío que se acerca a pasos agigantados, y esos pájaros –de cuyo nombre no recuerdo- piden agua de las nubes que ni se asoman por el gris horizonte. De pronto, casi en forma mágica, se aparca en el lado blando de mi corazón un pedazo de sabor, la esperanza de no se que cosa, pero que es suficiente para contener por un momento las penas...

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